El Viernes de Dolores marca el inicio espiritual de la Semana Santa en Huelva. Una ciudad que se transforma y se entrega al recogimiento, la tradición y la devoción más profunda. Y este año, nuestro coro vivió una noche muy especial, llena de emoción y fe, que quedará grabada en nuestros corazones.
Gracias a la invitación de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, tuvimos el honor de acompañar con nuestra música a la Virgen de los Dolores, titular de la Hermandad de la Sagrada Lanzada, en su salida por las calles de su barrio.
Antes del paso de la Señora por delante de la sede de la Guardia Civil, compartimos un entrañable rato de convivencia en el salón rociero ubicado dentro de sus instalaciones. Un espacio que, aunque ya venía utilizándose, aún no había sido inaugurado de manera oficial. Tuvimos el privilegio de hacerlo cantando la Salve de nuestra Hermandad junto a los mandos de la institución en Huelva, en un momento íntimo y profundamente simbólico.
Pasadas las 22:30 horas, y con un silencio sobrecogedor, llegó el instante esperado. La Virgen se detenía ante la puerta de la Comandancia y nuestras voces se alzaron al cielo en forma de plegaria. Dos cantos sencillos, sentidos, nacidos desde el alma. Fue un momento mágico, vivido con profunda emoción por todos los presentes, y que seguro quedará como uno de esos recuerdos que se repiten con cariño en el tiempo.
Agradecemos al coronel don Julio Serrano Checa, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, por su cercanía y por abrirnos las puertas para compartir este instante de fe. También a la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad, que acogió con ilusión esta invitación, y a todos los hermanos que nos acompañaron.
Una pincelada sobre la devoción:
La Virgen de los Dolores es la imagen titular mariana de la Hermandad de la Sagrada Lanzada de Huelva. Representa a la Madre en el momento más desgarrador de su dolor: el instante en el que contempla el sufrimiento de su Hijo. Su salida procesional cada Viernes de Dolores se ha convertido en una cita marcada por la sobriedad, la fe silenciosa y la elegancia, recorriendo las calles de su barrio en un ambiente de recogimiento y oración.