Por segundo año consecutivo, sábado 30 de Diciembre, hemos tenido el placer y el honor de cantarle villancicos a nuestra Madre del Rocío. Nada como mostrar el trabajo delante de quien le da todo el sentido a nuestra vida. Serian las cinco de la tarde, después de una convivencia con los miembros del coro en nuestra casa de hermandad en la aldea del Rocío, no pusimos manos a la obra con un recital de villancicos a los pies de la Blanca Paloma, cantes son alabanzas al Hijo de Dios por villancicos de la tierra.
Comenzábamos este esplendido día en todos los sentidos a las 11:00 de la mañana visitando los «Tesoros de la Virgen» para posteriormente almorzar todos junto en la casa de hermandad. No podemos dejar pasar esta oportunidad para expresar nuestro más sincero agradecimiento por el recibimiento, trato, acogida y atención recibida desde el responsable del Tesoro D. Manuel Galán Cruz (Oficina de atención al Peregrino de «El Rocío») pasando por Santero, miembros de Seguridad del Santuario y por supuesto por componentes de la actual Junta de Gobierno de la Pontificia Real e Ilustre Hermandad Matriz de Almonte por habernos hecho sentir como en nuestra propia casa. A nuestra hermana mayor, Dña. Cinta Burguillos, nuestro presidente, D. Antonio Sánchez de Piña, y demás miembros de Junta que hoy nos han acompañado. Y cómo a ese equipo de músicos que ya forman parte de nosotros: Ana, Salomé, Pablo y Raúl.
Un año más se obró el milagro. Cuarenta y cinco almas y un solo corazón. Algunos con su presencia y otros desde la distancia. Las notas al aire y el ambiente enmudeció, el sonido del viento la cuerda y las voces que ponen el alma en pie, el bello de punta, la emoción desbordada…
Una puerta abierta de par en par, una reja desplegada, una casa de oro, un altar y una Madre. Una ofrenda para esos niños que también nacen en un pesebre y que no tienen el cobijo de una mula ni un buey. Y llegaron los pastores andando por los caminos, andando por los caminos llevando los mimbres repletos de amor, caridad y comprensión. Esos pastores que escucharon el mensaje del ángel Galán e hicieron suyo el propósito de amor.
– Mama, han vuelto a venir. Están aquí otra vez. ¡Qué gran alegría!
– Pues claro, hijo mío. El año pasado alegraron tu cumpleaños y nunca, nunca faltarán a la cita. Te recuerdo que me lo prometieron y los rocieros de las tierras de Huelva siempre cumplen su promesa.
– ¡Mami, qué bien suenan esas flautas! ¡Cómo tocan las guitarras y bandurrias! Mami, hasta me sé algunas letras de villancicos. ¡¡Déjame cantarlas con ellos!!
– Ay, mi Divino Pastorcito. Si eres Dios en la tierra, Hijo de Dios vivo, Padre eterno, Príncipe de la paz. Disfruta de la velada. Y los puños apretados y las gargantas encogidas entonan de nuevos sus cantares allá donde el Cielo y la Tierra se unen con la marisma de fondo.
Un almendro en flor, un niño morenito, una suerte de fandangos para que se duerma mi bien, unos rocieros que cantan en un portalito claro al son de campanilleros un nacimiento que ocurre en el portal más sagrado, un mar de lágrimas, unos vivas que quitan el sentido desde la mejor de las gargantas -Cinta se tenía que llamar para mayor honra de la Reina del Conquero, unos solistas emocionados, una gran familia, un rosario de amor para nuestra Madre del Rocío.Y la Santa madre cuyo nombre nos llena la vida nos vuelve a susurrar en el oído:
– Querido coro mío, os pido que viváis estos momentos sin afrentas como si fueran los últimos. Perdonad faltas y pecados, sed felices con vuestros hermanos y sonreíd, que no hay amor más grande que el que una madre pueda dar a sus hijos que sois todos vosotros. Id felices y contentos.Prometido queda Madre Nuestra del Rocío. Y hasta pronto que aquí nos tienes en cuerpo y alma.
Y ya cuando la ermita queda sola y el eco de los cantos resuenan por las bóvedas, a la Blanca Paloma se le ha caído una lagrimilla al ver como esos niños también van a tener el calor de unos pastores que han acudido a la llamada del ángel.
Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor, Divino pastorcillo y su Santa Madre del Rocío.
– Pues claro, hijo mío. El año pasado alegraron tu cumpleaños y nunca, nunca faltarán a la cita. Te recuerdo que me lo prometieron y los rocieros de las tierras de Huelva siempre cumplen su promesa.
– ¡Mami, qué bien suenan esas flautas! ¡Cómo tocan las guitarras y bandurrias! Mami, hasta me sé algunas letras de villancicos. ¡¡Déjame cantarlas con ellos!!
– Ay, mi Divino Pastorcito. Si eres Dios en la tierra, Hijo de Dios vivo, Padre eterno, Príncipe de la paz. Disfruta de la velada. Y los puños apretados y las gargantas encogidas entonan de nuevos sus cantares allá donde el Cielo y la Tierra se unen con la marisma de fondo.
Un almendro en flor, un niño morenito, una suerte de fandangos para que se duerma mi bien, unos rocieros que cantan en un portalito claro al son de campanilleros un nacimiento que ocurre en el portal más sagrado, un mar de lágrimas, unos vivas que quitan el sentido desde la mejor de las gargantas -Cinta se tenía que llamar para mayor honra de la Reina del Conquero, unos solistas emocionados, una gran familia, un rosario de amor para nuestra Madre del Rocío.Y la Santa madre cuyo nombre nos llena la vida nos vuelve a susurrar en el oído:
– Querido coro mío, os pido que viváis estos momentos sin afrentas como si fueran los últimos. Perdonad faltas y pecados, sed felices con vuestros hermanos y sonreíd, que no hay amor más grande que el que una madre pueda dar a sus hijos que sois todos vosotros. Id felices y contentos.Prometido queda Madre Nuestra del Rocío. Y hasta pronto que aquí nos tienes en cuerpo y alma.
Y ya cuando la ermita queda sola y el eco de los cantos resuenan por las bóvedas, a la Blanca Paloma se le ha caído una lagrimilla al ver como esos niños también van a tener el calor de unos pastores que han acudido a la llamada del ángel.
Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor, Divino pastorcillo y su Santa Madre del Rocío.
Que paséis una muy buena entrada se año y se cumplan en 2018 todos vuestros deseos, que limemos rencillas y aprendamos a perdonar, que no pase un solo día en el que nos quedemos con las ganas de visitar a nuestros ancianos, de abrazar a nuestros padres, de decirles a nuestras parejas lo enamorados que estamos, de elogiar y aplaudir los éxitos y se permanecer juntos en los fracasos.
Aviva tu mente y despierta
que dura muy poco la vida.
Ama con todas tus ganas
porque lo mismo es mañana
que sea tu último día.
que dura muy poco la vida.
Ama con todas tus ganas
porque lo mismo es mañana
que sea tu último día.
(Pedro Lastra, componente del coro)